sábado, 2 de julio de 2016

¿Dónde está el límite?

 
"Where is the limit?" Supongo que, cuando nos hacemos esta pregunta, es inevitable que se nos venga la imagen de Josef Ajram a la cabeza.
 
Catalán. 38 años de edad. Escritor. Deportista. Trader. Un icono de superación que busca sus límites sin encontrarlos.
 
Ajram es el primer español en acabar el Ultramán de Canadá, ha participado en varios ironmans, quedó segundo en la Titan Desert (después de Pedro Vernis), fue elegido por la organización de Epic 5 para participar junto a otros atletas en esta prueba,... En fin, una efigie de lo incalculable.
 
Si a esto le sumamos que ha escrito cinco libros donde propone, entre otros, cómo solucionar la crisis económica, cómo superarse a uno mismo y, además, nos habla de sus logros deportivos y nos confiesa un puñado de frases que nos convertirán en los dirigentes de nuestras propias vidas, puedo decir -sin temor a equivocarme- que este hombre es un CRACK en mayúsculas.
 
 
Pero, ¿y si el límite existe? ¿Y si está a la vuelta de la esquina? Jean Cocteau dijo una vez que "hay que saber dónde está el límite para poder llegar". ¿Es cierto eso? Yo pienso que no. ¿Límites? Ninguno. ¿Objetivos? Muchos.
 
Mente, cuerpo, corazón. En ese orden.
 
 
Cada objetivo, cada meta, cada nuevo propósito revoluciona nuestro cuerpo de manera inevitable. Mente: para clavar nuestra mira en el horizonte.
Cuerpo: para tener las herramientas necesarias para alcanzarlo.
Corazón: para aportarnos la energía necesaria para terminar, ese "chute" concluyente y necesario para la consumación de nuestro objetivo.
Sin corazón, sin cuerpo o sin mente, el límite es inalcanzable.
 
¿Cuántas veces hemos escuchado a grandes deportistas afirmar que sin corazón no hubiesen podido cruzar la meta, que si no fuese por la gente que les apoya y les anima no hubiesen sido capaces, que sin ese "chute" de adrenalina hubiese sido imposible que estén donde están ahora? ¡Infinitas! ¿Y tienen razones para confesarlo una y otra vez? ¡Por supuesto!
 
 
Diréis: "Sí, vale. Todo eso está muy bien. Pero, ¿de qué me sirve en el día a día?". Yo os lo diré: Os sirve PARA TODO. Y cuando digo TODO me refiero a TODO, sin excepción.
 
No nos equivoquemos. La calidad de las personas no se mide por los trofeos que decoran sus casas sino por las veces que se han superado a sí mismos para alcanzar sus propios objetivos. ¿La diferencia entre unos y otros? No rendirse.
 
 
Os pondré un ejemplo muy cotidiano: freír un huevo.
 
¿Cuántos de vosotros sabéis hacer un huevo frito? ¿Y cuántos no? Si eliminamos de la ecuación a las personas que sí saben freír un huevo, a los que "no necesitan" aprender porque otra persona lo hace por ellos y los que no tienen edad para hacerlo (niños y/o ancianos), ¿cuántas personas quedan? ¿Cuántas de esas personas lo han intentado una, dos, tres veces y no lo han conseguido? ¿Y cuántas no se han rendido? La diferencia de cocinar un huevo frito perfecto y hacer una tortilla mal hecha, un revuelto mal desempañado o un batiburrillo de huevo es NO RENDIRSE.
 
 
Otro ejemplo que seguro que tiene mejor recibimiento que el anterior es hacer el amor.
 
¿Cuántos de vosotros sabéis hacer el amor? Ojo, la pregunta es cuántos de vosotros sabéis hacerlo no cuántos habéis dejado de ser castos. Es muy fácil practicar sexo con alguien, lo difícil es hacer disfrutar a la otra persona al mismo tiempo que disfrutáis vosotros para conseguir que ambos alcancéis el éxtasis (si es juntos, mejor).  
 
 
Según la revista Men's Health, estos son los diez puntos erógenos más importantes del cuerpo masculino y femenino. Podría daros una clase de sexualidad pero me tiraría horas hablando y vosotros horas tomando apuntes, lo que no tendría sentido. Sin embargo, aparte de aconsejaros que practiquéis (con quien debéis hacerlo, ojo), no debéis olvidar que el objetivo de hacer el amor es disfrutar, saborear, comunicar, sentir a través de los cuerpos. Mente, cuerpo, corazón; no lo olvidéis.
 
 
El cuerpo humano se compone de muchos puntos sensibles dispuestos a ser descubiertos, mimados y atendidos. Abrid vuestras mentes y disfrutad del proceso de las revelaciones. Es un objetivo interesante y os sorprenderéis de lo aprendido.
 
Podría poneros centenares de ejemplos cotidianos, ¡miles!, pero no tiene sentido. Cada uno de ellos se resume siempre a MENTE-CUERPO-CORAZÓN. Sin excepción.
 
Y por favor, sed coherentes, NO RENDIRSE significa muchas cosas pero estoy segura que no significa tropezar con la misma piedra cien veces ni darse contra la pared otras tantas. NO RENDIRSE significa buscar caminos alternativos que nos ayuden a alcanzar los objetivos. Significa buscar motivaciones distintas que nos faciliten el camino y hagan el esfuerzo más ligero. Significa no sentarse, no tirar la toalla, no dejarnos vencer.
 
NO RENDIRSE significa seguir caminando y seguir intentándolo.
 
NO RENDIRSE significa LOGRARLO.
 
 

2 comentarios:

  1. El límite está en tu mente. Te lo pones tú.

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  2. Javier, por desgracia, así es. La mayor parte de las veces es nuestra mente la que nos traiciona y no impide lograr nuestras metas. ¡Una pena!

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